Ellas encontraron en la cocina una actividad de amor, el lugar se convirtió en un espacio dinámico, que les permitía construir platos, sanar heridas y soñar.
EL poder de la cocina les dio la oportunidad de encontrarse, de dar lo mejor, de dar gusto a otros, innovar, sacar sonrisas y ver expresiones de asombro y felicidad.