Ella tenía una Jefe que colocaba caritas felices o caritas tristes según los criterios de buen desempeño o de errores que se tuvieran y al final de la semana, el tablero reflejaba la sumatoria de las caritas amarillas con aprobación y caritas rojas con “esfuérzate más”.
No era suficiente con decir : “disculpa me equivoque” o tratar de dar razones para justificar; aunque en su momento a ninguno nos gustaba tener más caritas rojas, también comprendimos que el esfuerzo nos permitía desarrollar mayores capacidades y nos permitía incrementar nuestra autoestima. Hoy tenemos en cuenta la cita atribuida a Johann Wolfgang Von Goethe: “Mientras el hombre se esfuerza, se equivoca", mirando adelante con mayor ahínco.