Relato 61. Él no camina solo

Relato 61. Él no camina solo

El camina de aquí para allá, realizando actividades son de su agrado; pero también, tiene tareas que son para satisfacer sus necesidades.

La pausa, le da la certeza que él no camina solo, porque aún en el silencio sabe que el refugio, la fortaleza, es el Dios en quien confía (salmo 91:2).

Algunas veces se identifica con algunos de sus autores favoritos como Mario Benedetti, en su poema “La gente que me gusta”, como aquella que “vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad (…)”

Por ello, su actuar esta confiado con la promesa de proteger, escuchar y de estar acompañado del ser divino que lo fortalece y le da luz todos los días y que le permite brillar.

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