La pandereta anhelada

La pandereta anhelada

La niña tendía ocho años y vivía en casa de la abuela, le gustaba ir a la iglesia y quería participar en el coro de navidad; por ello, todos los días, iba al almacén de la vecina a una cuadra de la casa y miraba con anhelo inmenso una pandereta que estaba colgada; corría a decirle a su “nonita” (abuela) que la pandereta aún seguía allí y que si ya ella se la podía comprar.

La abuela con la delicadeza y suavidad que tenia y con la gracia de amor que tenía en su corazón, le repetía que aún faltaban unas monedas para completar el dinero que valía la pandereta.

Oh… que emoción¡, y llegó el día en que la pandereta anhelada fue dada de manos de su abuela y la pequeña la disfruto en cantidades.

“Padres, no exasperéis a vuestros hijos para que no se desaliente”. Colosenses3.21

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