Con frecuencia la niña deseaba inmensamente llegará la hora de recreo, porque corría a la cerca de alambre que rodeaba el patio de la escuela y se ubicaba allí a esperar a su madre a que trajera algo de almuerzo.
La escasez en el hogar, hacia que se tuviera que esperar que se pudiese recoger dinero para atender necesidades de alimento, pero la alegría de compartir y darle la bienvenida a quien tanto nos ama, se demostraba en cada cosa preparada, cada llegada con sonrisa, cada palabra de amor recibida.