Ella estaba en un hogar geriátrico, tenía 48 años, su rostro era hermoso con una mirada ida, no tenia movilidad de brazos ni de piernas y su pensamiento era como de una niña.
La dejaron abandona en este hogar y nadie venia a visitarla, pero por infinito amor del cielo, ella contaba con el amor de los enfermero y personas que esporádicamente venían a compartir un detalle con ella, con vestidos, calzado donados, bonitos.
La caridad es la manifestación maravillosa de todos los que, impulsados por un amor, ven la oportunidad en el otro para ayudar y ella con su sonrisa entregaba gozo y felicidad.