Él llego a la edad de vejez y aunque no recordaba el nombre de personas ni las reconocía; sin embargo, sí se sabía todas las canciones rancheras que de joven cantaba, su alegría era desbordante y sus ojos brillaban cuando lo saludaban.
Hoy el tiempo paso y el sitio en donde esta no era su casa, por ello no puede ser olvidado, porque lo bonito de alegría aun no se puede apagar. Al parecer espera, espera a alguien que ama.