La niña tenia 6 años y al salir de su escuela en la jornada de la tarde, encontró muchos niños al pie de la quebrada que estaba cerca de su camino de casa, cuando asomó encontró a unos niños tratando de hundir a un gatito y ella, en forma instantánea y sin pensarlo, da un paso adelante, coje el animal y se lo lleva a su casa.
Al llegar sus padres del trabajo se dan cuenta que el gatito estaba muy enferma su piel y ante tanta insistencia y lloradera de la niña, deciden que lo van a cuidar.
Todos los días, el gatito espera la llegada de la niña de su escuela, se toma su medicina y se recupera por el cariño que se le brinda. Su pelaje se torna brillante, su movimiento danzante, su cola un gran alborozo y su saludo de “miauuu” , la gratitud de una nueva oportunidad.