Ella tuvo que hacer aseo en aviones y una de sus funciones era sacar las bolsas de la basura. En esta momento, la escasez de la casa era notoria, eran cinco integrantes y ella era la única que tenía trabajo, el sueldo no alcanzaba para la comida del mes.
Pero la comida ahí estaba como caída del cielo, eran bandejitas con emparedados medio o enteros, jugos, ramos de uvas ... Dios escuchaba las plegarias, el piloto de avión regalaba piñas o comida en ocasiones.
Ella no sabía si llorar o seguir dando gracias al Cielo, porque esa comida indiscutiblemente en esos tiempos ayudaba mucho a su hogar.